Mágadelha

Mágadelha nació en São Paulo, se graduó en arquitectura en la PUC de Campinas, estudió artes en el Museo de Arte Contemporáneo de Campinas, actualmente propietaria del estudio de arquitectura Barreto Gadelha, desde hace más de 18 años desarrolla proyectos creativos y renovadores en las arenas de arquitectura y diseño.
Mariana nació con el arte en su ADN y mezcló esa pasión con la arquitectura. “La arquitectura no puede vivir sin arte y el arte no puede vivir sin arquitectura, existe una fusión simbiótica entre ellos que les impide separarse”, afirma Mariana. Su padre era un artista, sus tíos arquitectos y ha conocido este universo mágico desde su nacimiento. Su genética y experiencia familiar en estos universos no podía permitirle apartarse del camino natural, convirtiéndose en una artista dotada con su propia gramática. Cada artista desarrolla su propia gramática. Esto significa buscar un lenguaje que presente una forma personal de ver el mundo. Ciertas características, como el color y los gestos, expresan una identidad. MáGadelha fija su temperatura plástica a través del modo en que articula su repertorio de formas.
Las imágenes que crea, principalmente a causa de los tonos superiores, generan placer estético a primera vista. Estimulan los cinco sentidos y la inteligencia dentro de una estética abstracta, que no descarta alusiones a la figuración, en la que los contornos suelen delimitar zonas que comunican entre sí.

Los colores, en general más calientes, proporcionan una atmósfera de intensidad tan contagiosa. Se produce la creación de situaciones armoniosas que hagan que el observador se sienta cómodo en los espacios propuestos. Los ritmos creados internamente por la creación pictórica crean relaciones en las que las geometrías son protagonistas. Cada obra trae renovadas relaciones internas caracterizadas por la construcción de realidades pictóricas que no buscan imitar lo llamado real, sino construir universos renovados. Se constituyen a través de un arte en el que conjuntos visuales, llenos de dinamismo interno, generan preguntas y estimulan la mirada.