Licenciada en fotografía, con especialización en arte y cultura, por el Centro Universitario Senac de São Paulo, ciudad en la que vive y trabaja, Bia Serranoni es una artista visual cuyo soporte es la fotografía expandida. La ruptura con la tradición visual fotográfica original amplía su órbita conceptual en cuanto a la producción de imágenes, acercándola al mundo de la ficción. En cuanto a la temática, las obras del artista siempre remiten a espacios –físicos, imaginarios o afectivos–, todos ellos dotados de poesía. Además de la cuestión del espacio, Bia busca con sus imágenes enigmáticas, es decir, aquellas que ofrecen más preguntas que respuestas, romper con el malestar que el silencio y la contemplación provocan en el mundo contemporáneo, evocando una temporalidad distinta, disociada del tiempo real.

Es en un ámbito de intersección entre arquitectura, fotografía y pintura donde Bia Serranoni delimita su campo de investigación poética. Tomando como referencia la fotografía moderna brasileña, el artista se lanza a una experiencia de anexión del mundo desde perspectivas parciales.

Al igual que el pintor, que se refiere al mundo tanto a través de las manchas que realiza como de los espacios en blanco que conserva, sus fotografías renuncian al referente para alcanzar los rasgos y contornos de un universo de significados: lo que se retiene en el alma como una cualidad. . Su atención se centra en juegos compositivos que se crean a partir de áreas de luz y sombra que colorean las fachadas de los edificios, pero que pronto desaparecen. El artista reconoce y registra un abanico de formas que, a pesar de ser efímeras, presentan diferencias entre ellas lo suficientemente claras como para evocar en los demás, si no una consonancia con la experiencia vivida, al menos un eco.

No hay forma de hacer un inventario de una experiencia sensible, de decir qué le pertenece o qué le falta. Tampoco hay lenguaje capaz de, en un encuentro de signos, dar cuenta de lo impalpable. Aun así, la artista lleva a cabo una posible recuperación de este mundo al rehacerlo en una imagen para que alguien más pueda conocerlo. Para ello basta que esta otra persona sea sensible a los hilos de silencio con los que se teje el tejido de esta narrativa

Fue en la paulatina pérdida de la memoria de su padre y en los mundos que ahora concibe mentalmente como refugio (tan reales para él e imperceptible para los demás) que Bia, en la serie Deslembrar (parte de este set), decidió arrojar luz. En sus mundos privados, tan provisionales como un rayo de luz, pero también imperceptibles para muchos. Prestar atención a las cesuras que componen esta narrativa es la posibilidad de reconocer en su textura más íntima, un emblema válido de este mundo y unirse al artista en el centro del mismo. Estos recortes, transparentes o luminosos, son capaces de revelar no solo aspectos del mundo particular del artista, sino también muchos otros que existen y se resisten a ser borrados en la memoria de cada uno de nosotros.